Madrid, 25 abr (EFE).-La transformación digital está cambiando el entorno competitivo, casi todos los límites de casi todas las industrias. En el caso del sector del transporte, todos los actores desarrollan una estrategia sobre cuatro ejes: transformación de la experiencia del cliente, transformación de los procesos operativos, capacitación de empleados y transformación del modelo de negocio. El transporte por ferrocarril es una de las grandes innovaciones de la historia, emblema de la revolución industrial y factor de desarrollo clave durante todo el siglo XX. Pero en qué aspectos le afecta la revolución digital a la que asistimos en esta nueva era.
Empecemos por los usuarios. Vemos que la digitalización de servicios está transformando la experiencia de cliente. Los operadores ferroviarios trabajan en configurar un nuevo modelo de relación, tanto con operadores logísticos en mercancías como con viajeros, que hoy esperan un servicio fácil, personal y justo. La digitalización contribuye sin duda a cumplir esos objetivos. Renfe, por ejemplo, va incorporando conectividad en trenes AVE y estaciones de Cercanías con el llamado Play Renfe y cada vez cierra más acuerdos de movilidad intermodal, con compañías aéreas y de transporte marítimo o terrestre.
Probablemente vamos a un futuro en el que los nuevos diseños de trenes y de infraestructura facilitarán el acceso y el intercambio entre modos, en el que nuevos sistemas guiarán a los clientes con seguridad y eficiencia a través del tren, de las estaciones y la infraestructura de la ciudad, con planificadores de ruta dinámicos, acceso sin barreras, con tecnologías inalámbricas, biometría, detección de billetes, y sistemas de información con multisensores. El servicio Eva, anunciado por Renfe hace algunos meses, incluye algunos de estos elementos. Unido a las nuevas capacidades de análisis de datos para entender mejor a los clientes y a la integración de tecnología para facilitar o mejorar el proceso de compra, cabe esperar mejoras progresivas en la experiencia final de un cliente con una capacidad nueva de difundir lo mejor y lo peor de cualquier marca que se cruce en su camino (o le ayude a recorrerlo).
Una seguridad que viene de lejos
La seguridad es uno de los valores inherentes al transporte ferroviario, con índices de siniestralidad bajísimos. Y ciertamente es un atributo anterior a la digitalización. Hoy se habla mucho del vehículo conectado y autónomo, algo que en transporte ferroviario de viajeros es una realidad, desde un punto de vista de tecnología, hace ya años. Una seguridad redundante y que está reforzada por la presencia del maquinista. España dispone del mayor número de kilómetros de vía con el sistema de comunicación entre la infraestructura y el tren más seguro del mundo, como es el ERTMS (European Rail Traffic Management System), el estándar que busca la Unión Europea para hacer el conjunto de la red europea más interoperable.
El ERMTS incluye un sistema inalámbrico que asegura la comunicación de datos entre tren y vía (GSM-R) y el llamado ETCS, un sistema automático de protección del tren (ATP) sumado a una interfaz para enclavamientos, que son los sistemas de seguridad para accionar aparatos de vía y señales que impiden movimientos incompatibles para garantizar una circulación segura. En su nivel 2, el ERTMS permite una frecuencia de paso de un tren cada 2 minutos y medio a 350 km/h gracias a la información continua y a los cantones virtuales. La digitalización progresiva reducirá aún más el riesgo de siniestralidad monitorizando y automatizando la operación ferroviaria, más allá de otras potenciales ventajas en materia de eficiencia y productividad.
Porque en materia operativa, también existen buenas oportunidades en el uso de la tecnología para la toma de decisiones. Para optimizar gráficos de material, el nombre que usan los ferroviarios para referirse a la «jornada» de trenes y locomotoras, o la asignación de personal; en la digitalización de algunas funciones en talleres, mejorando su eficiencia y productividad, de forma que aumente la disponibilidad y productividad de los trenes, recabando datos de su funcionamiento en tiempo real que permitan realizar predictivos que minimicen las interrupciones de servicio. Los fabricantes industriales trabajan ya con soluciones nuevas y lo cierto es que, siempre bajo estrictas condiciones de seguridad y control humano, la automatización de procesos digitales puede permitir liberar recursos para tareas y funciones de mayor valor.
MasS movilidad y trenes automatizados
Es el caso de la Movilidad como Servicio, concepto conocido como MaaS (Mobility as a service), centrado en el cliente a lo largo de toda la cadena de la movilidad. Se trata de ofrecer la solución más eficiente en cada momento integrando datos procedentes de varias fuentes de la infraestructura y la ciudad para una intermodalidad fácil y sencilla. El ferrocarril se integra en una interfaz de usuario intuitiva que se consulta en el móvil. El Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo, ha anunciado que ultima su primera versión.
Otro aspecto importante dentro del sector ferroviario es la operación automatizada de trenes, tecnología conocida como ATO por sus siglas en inglés, una especie de «tren autónomo». Se trata de una tecnología que lleva utilizándose décadas en algunas líneas de metro, pero empieza a aportar beneficios en líneas principales más complejas, como por ejemplo la línea A de las Cercanías de París (RER), una de las líneas metropolitanas más utilizadas del mundo, o la próxima línea que atravesará Londres, Thameslink, agrupando líneas del norte con líneas del sur y conectándolas a través de un túnel central de 8 kilómetros. El proyecto para incorporar un sistema ATO con un nivel 2 de ETCS (mencionado anteriormente) puede permitir que a partir del próximo mes de diciembre la capacidad en la sección central de la línea se incremente de 16 trenes por sentido y hora a 24, e incluso tener margen para llegar a 30.
Cabe mencionar por último que las ventajas que una optimización de datos pueden aportar se trasladan también a una logística de mercancías más ajustada a la demanda, con mayor información de planificación, seguimiento y envío para una mayor flexibilidad y precios más atractivos.
En resumen, parece que el tren del futuro quedará configurado por un conjunto de proyectos donde la digitalización juega un papel central, no exclusivo pero sí muy relevante.
Fuente EFE / GERARDO MARTÍN